Sangre

Miedo y Sangre ¡GOL! Alegría. Todo es éxtasis. El equipo acaba de anotar el tanto del empate. Las cosas no pueden ser mejores en ese preciso instante. Hace un momento perdían y los fantasmas de una pésima temporada y aún peores actuaciones se asomaban en la cancha, pero ahora han marcado y todo es emoción. De pronto ardor. Dolor. ¿Qué pasó? No lo sabes, sólo ves cómo un vidrio cae al suelo y se rompe después de un gran estruendo. Quien está a tu lado salta hacía atrás cubriéndose el cuerpo de lo que aún pueda caer del cielo. Ese sonido era entonces el sonido de alguien rompiendo el vidrio. Giras hacia donde está el ardor y ese dolor tan agudo. Todo en fracciones de un mismo segundo. Más dolor. Ahí está tu antebrazo abierto como un hoyo rojo, absorbiendo todo lo que hay en tu cabeza. De ahí proviene el dolor. Puedes ver tu hueso, la maraña de carne y sangre que palpitan gritando en un lenguaje que sólo tu desesperación atiende. Lo comprendes al instante...